lunes, 7 de julio de 2008

Engendros II



Claudia "El engendro de la Milonga" (Milonga 3, Astor Piazzolla).


Amigo, ¿Qué es lo que tanto mira hacia el cielo? Lo veo como amargado.

¿Usted cree?

Sí, lo noto triste, melancólico, nostálgico, apagado.

Y tiene usted mucha razón, pero no es eso lo que en este preciso instante me tiene absorto.

¿Y entonces?

¿Ve usted aquel punto brillante en el cielo? Ese que brilla más que todos los demás.

Sí. ¿Qué pasa con él?

No sé que sea y estoy tratando de averiguar.

Pues una estrella.

No puede ser una estrella, es una luz demasiado bella. Una estrella es solo un cuerpo celeste que arde sin ton ni son a la espera infinita de dar vida con una gran explosión.

Entonces puede ser un planeta.

Los planetas no son tan grandes y son mucho menos sublimes, son como casas enormes donde todo lo que existe es inexplicable e incorregible.

Puede ser un ave o un avión.

Un ave no resplandece y un avión no vuela tan alto.

De pronto es la Virgen María y lo que brilla es su llanto.

Es usted un Poeta.

No me considero poeta, y ahora que lo pienso y siendo que no es una estrella ni un planeta, ni un ave ni un avión que vuela, me veo en la necesidad de decirle que aquello que usted divisa a lo lejos en el firmamento, no es otra cosa que un fragmento de una mujer infinita.

¡Carajo! Es verdad, es una mujer.

Una mujer muy bonita.